martes, 15 de septiembre de 2015

CASA WILSON - ZAPALLLAR CHILE


UNA CASA ENCANTADA O UN ENCANTO DE CASA...


Nuestra llegada a la casa fue realmente por azares de la vida en todo sentido. Queríamos disfrutar de un fin de semana invernal en la costa chilena.
Estábamos entre ir al sur de Santiago hasta Pichilemú, o subir unos kms al norte hasta Zapallar. Habíamos escuchado hablar de ambos como lugares donde se practica el surf y parte del grupo quería probar por primera vez.
Como nuestro siguiente destino era la Argentina por el Paso Fronterizo Libertadores, resultó electo Zapallar por estar unos 200 kms más cerca de la frontera.
No teníamos alojamiento reservado, pero había revisado en internet algunas alternativas, entre las cuales sin saber porqué razón, guardé el número de teléfono de uno de los lugares vistos. Resultó ser de Casa Wilson, así que cuando nos vimos totalmente perdidos en Viña del Mar, (este año hicimos el viaje sin gps) intenté comunicarme. Me atendió un señor que sin conocerme y siendo más de las 11 de la noche me dio indicaciones de cómo llegar, alertándome que todavía estaba como a una hora de mi destino.
Cuando estábamos cerca, se ofreció a encontrarnos en la ruta para que lo siguiéramos hasta la casa. Me dio un poco de miedo, pero aceptamos. Cual sería nuestra sorpresa al llegar a esta casona recibidos por este apuesto señor que nos llevaba por toda la casa y nos permitía elegir entre unas siete habitaciones disponibles. (solo había una pareja más alojada en el hotel).












Fue en la mañana cuando nos dimos cuenta que habíamos dormido en una casa de época, construida con maderas traídas de Suecia en 1906 y propiedad de una familia de mucha tradición en la zona durante más de un siglo. Cuando escuchaba estas historias mientras desayunaba en el comedor familiar el cual está conservado en su estado original, al igual que las habitaciones y casi todos los espacios de la casa, fue que entendí la energía que me trasmitió la casa al cruzar el umbral de la gran puerta principal. Se sentía el peso de una familia que había nacido y vivido en esa casa. Casi podría decir que aparte de quien hoy es nuestro amigo Samuel Moreno, el dueño y nieto de los dueños originales, alguien más se paseaba todo el día por la casa. Fue una experiencia sin duda más allá de lo común, o de lo terrenal si se quiere decir. 
Vale decir que todas las habitaciones estaban impecablemente arregladas, al igual que los baños. (me encantó el jabon de Marsella). Además, la casa está ubicada en una colina que tiene vista al mar por tres de sus lados. El ruido de las olas, el olor a salitre, te atrapan y sientes que no quieres irte.


Nosotros íbamos con planes más mundanos: a surfear, así que después de un paseo por los alrededores, salimos camino a Maitencillo un pueblito más popular y más alejado del exclusivo Zapallar. Allá alquilamos unas tablas de surf y “wet suits” en un lugar sobre la playa que se llama Pro Rider, y disfrutamos del helado mar de fines de agosto en un día nublado y frío. Nada atractiva la descripción que inesperadamente dejó recuerdos inolvidables de un día quizás irrepetible. Después, exhaustos, helados y descalzos, fuimos a comernos un rico y variado sushi frente a la playa en un lugar que se llama Beach Break.




Teníamos planes de cenar en el recomendado “El Chiringuito” en Zapallar, pero Samuel nos invitó un “asado” en su casa, que resultó mucho más rico, además acompañado de varias botellas de  Teillery Cabernet Sauvignon, que pudimos tomar por estar en la misma casa donde pasaríamos la noche ya que en Chile hay tolerancia cero si te detiene la policía y tienes signos de haber tomado.
www.casawilson.cl   Casa Wilson - Francisco de Paula Perez, 191, Zapallar
Beach Break Sushi  - Avenida Del Mar 1436, Maitencillo, Puchuncaví, Chile