viernes, 10 de febrero de 2017

ENTRE MONTAÑAS TE VEAS



Definitivamente,  no es cerca de Caracas. Eso puede ser un punto a favor o en contra. Salimos por carretera en dirección a Barquisimeto ya que como no estábamos familiarizados con Trujillo preferimos llegar de día. Así que despues de cinco horas, estabamos sentados disfrutando de un delicioso almuerzo en el restaurant Parrilla del Este, de estilo  rodizio brasileño, que resultó buenísimo, y además  la con atención amable y simpática de los mesoneros “guaros” Queda justo en la entrada al monumento de la Divina Pastora. Super recomendado ese plan combinado!



Después paseamos un rato por la zona colonial y de ahi a nuestro hotel, el cual asusta a la llegada porque parece un hospital, pero por dentro es acogedor y está impecable, además con un desayuno completísimo y muy bien atendido.



Salimos cómodamente hacia nuestro destino las próximas dos noches. Recorrimos casi 5 horas más de ruta pavimentada y después empezamos a subir las montañas trujillanas para finalmente llegar al pintoresco Boconó. Allí nos esperaba Gabriela Coronil, la dueña de la posada ENTRE MONTAÑAS. Nos guió en la empinadísima subida de tierra húmeda y resbalosa. Manejaba como una verdadera baqueana del lugar, lo que daba una sensación de seguridad. 



Al llegar a la posada nos sorprendimos de lo lindo del lugar. Literalmente ubicado entre montañas. La casa principal de típico aspecto colonial andino, está repleta de detalles de época o vintage. Las otras tres casitas son para los huéspedes, y pueden alojar entre 4 a 6 personas en cada una. Son muy acogedoras. Decoradas con buen gusto y muy limpias. Tienen baño propio y agua caliente. La señal celular es casi inexistente para bien o para mal. Sólo Movistar y con dificultad.
En la posada había tres pastores alemanes gigantes, a mi, que amo los perros, me encantó tenerlos alrededor pero podrían asustar a otros.



Una vez que te instalas, no provoca volver a salir de allí, porque además de Gabriela, ahi viven otros familiares y también el personal doméstico. Todos muy amigables y dispuestos a complacer tus gustos y antojos. El plan que nosotros escogimos fue con todas las comidas incluídas, así que puedo decir que disfruté de comida venezolana típica elaborada con ingredientes del huerto de la posada y lo demás de mercados locales y artesanales de Boconó.

Después de la comidas nos reuniamos en la sala a escuchar leyendas sobre los momoy, una especie de duendes que viven en la región andina y en la que ellos creen casi fervientemente. Para pasar el día, te ofrecen paseos diversos que tienen un costo adicional dependiendo del que escojas. Hay desde caminatas acompañadas a lugares cercanos, hasta visitas a otros pueblos y lugares más alejados.
Nosotros fuimos a conocer Boconó, a la Estancia El trapiche de los Clavo, y también a la laguna de los Cedros en el Parque Nacional Guaramacal, donde Gabriela nos tenía preparaddo un suculento picnic.





Sin duda, si buscas silencio y paz, entre montañas los encontrarás...y si no, siempre queda Galipán!!



















jueves, 9 de febrero de 2017

PARQUE NACIONAL ULURU KATA TJUTA Y EL LONGITUDE 131º



Qué te impulsa a darte un lujo? Un ataque de locura, una necesidad de probar algo mejor o será simplemente darte a ti mismo un merecido regalo? Bueno, cualquiera que sea tu estilo, LONGITUDE 131º llenaría tus expectativas.
No hace falta que haber leído sobre el Uluru antes de ir. Desde el avión cuando puedes verlo surgiendo del desierto rojo en la mitad del "outback" australiano, ya sabes que vas a estar en contacto con un lugar mágico y muy poderoso. Este monolito en el centro del país, junto al Casa de la Ópera en Sydney han sido la tarjeta de presentación de Australia por mucho tiempo. Claro que el primero le lleva unos cuantos miles de años de edad. Y también algunos metros más de estatura. Ayers Rock como es más comúnmente conocido el Uluru, fue descubierto en 1873 por William Gosse quien lo bautizó con el nombre del Primer Ministro británico de la época. Pero en realidad desde muy atrás los aborígenes Anangu han rendido culto a esta roca gigante con 9 kms de perímetro y unos 348 metros de altura (aunque por debajo esconde 2,5 kilómetros más) y la han considerado una montaña sagrada. Alrededor de ella hay una gran cantidad de cuentos y leyendas, casi todos trasmitidos verbalmente de generación en generación. 


Cuando estas cerca sientes una energía que no se repite con frecuencia en ninguna parte de la Tierra, y que mejor lugar para alojarte y disfrutar de este protagonista del parque nacional Uluru Kata Tjuta que en el Longitude 131º.
Está maravilla de "Lodge" tiene solo 15 carpas. Todas de un lujo total. Cada una de ellas con vista al Uluru desde la comodidad de una cama tamaño king size. El lugar queda a unos 6 kms del centro de Ayers Rock, que es el lugar donde se encuentran los resorts que alojan al resto de turismo que llega hasta allá. 


 



 

Cabe hacer la aclaratoria que los lujos se pagan y Longitude 131º cuesta. Para comenzar debes alojarte un mínimo de dos noches. Lo cual es totalmente lógico, porque un dia no alcanza para las actividades que ellos organizan. Nosotros, que no teníamos el presupuesto, nos quedamos solo una sola noche, y cuanto nos hizo falta al menos una más. Volamos en vuelo directo de Qantas desde Sydney y cuando llegamos al aeropuerto nos esperaba nuestro traslado privado al Lodge. Despues de casi media hora de camino desierto adentro, entramos a los predios de Longitude. A mi se me hizo un poco largo.  Fuimos recibidos por el personal del hotel quienes nos dieron una charla de lo que nos esperaba en las proximas 24 horas. Luego nos deleitaron con canapés y bebidas refrescantes.  La mezcla de lujo con aventura no tiene precio!!! O si, si tiene y muy caro, pero como lo vale. Luego nos esperaba un fantástico almuerzo a la carta acompañado de los mejores vinos australianos en la carpa principal del lodge para luego de un breve descanso salir a disfrutar del fabuloso atardecer frente al Uluru en un area reservada exclusivamente para nosotros y así, con una copa de la mejor  champaña ver los cambiantes colores de la montaña a medida que se hacía de noche. Sublime!!En la noche nos tenían preparada una cena gourmet bajo la luz de las estrellas donde además de comernos un suculento menú de cuatro platos, disfrutamos de unas danzas aborígenes y luego la "clase magistral" que nos dio una astrónomo sobre estrellas y constelaciones. Fue realmente un complemento maravilloso y ante todo muy didáctico.


Cuando regresamos a nuestra carpa no podíamos creer que tendríamos unas cuantas horas para disfrutarla. Como era de esperar la habitación estaba llena de amenities, además de batas y pantuflas, un minibar repleto, y un iPad con un selección de música que parecía creada para el momento y el lugar. La ducha estaba en la parte de atrás y al aire libre, en un clima que aún siendo "invierno" (agosto) estaba perfecto.  En todo caso llueve muy poco en la zona  y durante el día nunca hace frío.
La mañana siguiente nos fuimos en nuestro camión de traslado hasta los pies de la montaña con la suerte que ese día estaba permitida la subida hasta el tope. Eso ocurre al azar, no hay días determinados y me pareció que tampoco había privilegios especiales por venir de Longitude. Más parecía algo como si los espíritus que resguardan la montaña acceden de vez en cuando a que la gente se aventure a subir por sus faldas empinadas (...y después bajar). Lo manifiestan a través de la intensidad del viento que esa mañana estaba muy calmo y fue como una luz verde. Así que subimos y apreciamos la vista desde ahí. Además de eso, hun guía nos acompañó alrededor de la roca y nos enseñó pinturas aborigenes hechas sobre la piedra, además de explicarnos sobre la fauna y la flora del lugar acompañados de una que otra leyenda sobre este lugar sagrado, Acampar en el parque no está permitido. 


Luego regresamos un rato para aprovechar al máximo nuestro pequeña casa con techo de vela. El cuarto  estaba lleno de cuadros con historias y fotos de finales del S XIX y muchos detalles de algún aventurero de épocas pasadas que le daba un carácter distinto a cada carpa.
Realmente hubiera podido pasar varios días allí, quedó mucho pendiente.  Caminata por senderos, sobrevuelo en helicóptero, paseo en camello, visita a las montañas de enfrente llamadas The Olgas.
Pero esa misma tarde y cargados de energía y buenas vibras, tomamos el vuelo a Adelaide para continuar nuestro viaje por Australia.



lunes, 6 de febrero de 2017

SAY CHEEEESE



Me encanta el queso. Eso si, tengo mis épocas. A veces me apetece un buen Stilton con galletas Carr’s, y otras solo llego hasta un Tetilla español junto a unos triangulitos de membrillo, pero esta vez quiero traerles el Beaufort. Comparado con los dos de arriba, yo diría que calza perfecto en el medio de ambos.
Es un queso típico de la Savoie francesa. Para los que visitan las estaciones de esquí no les es desconocido, o sea que a mi, que me la paso por esos lugares, me es bastante común. El beaufort es el queso de elección cuando vas a preparar una auténtica fondue francesa. En general mezclan Gruyère con Beaufort a partes iguales y un poco de Abondance, otro que originario de la región alpina.
Lo que me animó a escribir esta nota fue resolver el misterio de las temporadas del Beaufort ya que cuando vas a comprar un pedazo, te ofrecen Beaufort de invierno o de verano; pues finalmente tengo la respuesta. El del invierno es mas suave de textura más lisa y de amarillo mas tenue, en tanto que el de verano es por el contrario, más fuerte, más oscuro y más arenoso.
Para completar el trío, existe un tipo más: el Beaufort d’Alpage, y con este aprovecho para explicar. El d’Alpage se fabrica arriba en la montaña después que las vacas han comido flores silvestres y pasto fresco de verano. Luego, el de verano que tiene las mismas características en cuanto a la alimentación privilegiada de las vacas, pero se hace abajo en el pueblo. Finalmente el de invierno se hace cuando las vacas ya están en sus establos y comen el pasto alrededor del pueblo y también heno, lo cual resulta en un queso más suave pero igualmente sabroso, de hecho es el que debes elegir para la fondue. Yo, por mi parte,  deliro por una arepa rellena de Beaufort cortado en tiras delgaditas y comido al regreso de un viaje por Francia.

jueves, 2 de febrero de 2017

HABLANDO DE SILLAS...



Una vez mas me pasó. La primera en Air Berlin, y ésta vez con American Airlines. La linea aérea ofrece el asiento 10 A en su Boeing 737-800 que hace la ruta CCS-MIA-CCS como un WINDOW SEAT (asiento con ventana) categoría “Main Cabin Extra” gratis sólo para pasajeros elite (Advantage Gold o superior) para los demás mortales tiene un costo US$  31 y qué sucede al entrar al avión…ta tannn…que ese asiento NO tiene ventana!!!! Da una claustrofobia horrible el tener dos personas comprimiéndote hacia una pared y ni siquiera tener la posibilidad de mirar hacia afuera. Cero puntos!! Aunque les agradezco que sigan volando la ruta Venezuela. 


En todo caso, los mejores asientos son…los de clase business obviamente, pero si prefieres ahorrar esa plata y usarla para otra cosa, piensa en lo siguiente:
La fila de emergencia que parece tan codiciada para unos -los altos por ejemplo- tiene sus contras para otros, y por eso algunos pasajeros las rechazan. Una de ellas es que da frío en los pies porque por las mini ranuras de la puerta entra un hilo de aire helado. Otra razón es que no te permiten poner nada bajo el asiento y en muchos aviones ni siquiera sobre tus piernas durante el despegue y el aterrizaje. A veces eso incomoda…
Las ventanas son las más pedidas pero la estadística dice que las trombosis consecuencia del Síndrome de la clase turista, afectan más a aquellos que viajan en el asiento junto a la ventana ya que naturalmente se mueven menos de sus asientos.
Hay algunos que gustan de los asientos de la parte de atrás del avión por ser los menos cotizados y por ende donde terminan quedando más asientos vacíos dándoles la oportunidad de viajar sin nadie sentado al lado, o aprovechándose de los asientos para descansar con mas comodidad.
Las filas que están a la altura de las alas son muy buscadas por los que le temen a las turbulencias. Está probado efectivamente que estas se sienten menos en el centro del avión.
A mi personalmente me basta con que el avión llegue a destino con la menor cantidad de incidencias posible!!!
Consejo: si el asiento donde viajes realmente te importa, usa la pagina www.seatguru.com para revisar los comentarios y detalles sobre el avión en general y sobre el asiento que vayas a elegir en particular. La página funciona super bien y nunca me ha decepcionado.

sábado, 26 de marzo de 2016

MAETAMAN ELEPHANT CAMP, CHIANG MAI


Al exito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia.
Rudyard Kipling

Grave error!!!! Teníamos varios meses organizando este viaje. Había leído mucho sobre todos los lugares que visitaríamos así que fue medio fácil elegir las actividades que haríamos, así como los hoteles donde nos alojaríamos.


Bueno, escogimos ir al  norte de Tailandia exclusivamente por nuestro interés en visitar un campamento de elefantes asiáticos. Había revisado varias opciones; las que mas me gustaban estaban en Chiang Rai, pero por cuestiones de precio del hotel, decidimos conocer Chiang Mai, unos 200 kms al sur. Ahí hay una serie de campamentos, pero después de tanto leer y revisar tantas opciones, nos pusimos en manos del operador Exotic Voyages que eligió mal por nosotros, y nosotros no nos dimos cuenta sino al llegar.
Antes de llegar al campamento debo decir que me sorprendió la ciudad. Un lugar en medio de unas colinas, con mucho calor a pesar de estar en diciembre y mucho tráfico, pero nuestro maravilloso hotel el Four Seasons Resort and Spa quedaba en “las afueras” en Mae Rim. Se nos hizo eterno, pero llegamos a un mini paraíso que realmente valió la pena. Al día siguiente muy temprano ya íbamos camino al campamento. La actividad aparecía descrita así: Visita al campamento de elefantes con un paseo por el rio y la montaña, luego una vuelta en carreta tirada por bueyes, y finalmente, navegación de una hora en una barcas de bambú. De regreso visita a una granja de orquídeas y almuerzo.




Al llegar nos encontramos con la primera sorpresa, a lo lejos se podían ver los elefantes con las sillas de madera atadas a sus enormes cuerpos. Yo me quedé a la espera quizás con la esperanza de haber visto mal. Entramos al lugar y los elefantes en pleno nos dieron la bienvenida. Fue un rato realmente emocionante y sin duda la mejor parte de la visita, o la única buena. Podías jugar con ellos, te cargaban con sus trompas, les dabas comida (que vendían a un lado) y ellos siempre con su ‘mahout’, su cuidador, a un lado. Estos hombres que se ocupan de los elefantes están con ellos de por vida. Vienen de Myanmar. Sin duda este trabajo lo hacen por vocación y muchas veces eres hereditario. No tienen descanso. Están con los elefantes desde que nacen, todos los días del año. Esa parte de la historia es linda y te van metiendo por ahí para hacerte sentir a gusto. De repente noté el palito con el gancho de hierro en la punta, ese que me  habían alertado las páginas web. El cuidador se lo enganchaba por detrás de la oreja para que el elefante agradeciera la comida bajando una pata, o levantara la trompa, o algo así. Me ericé. Otra cosa que había leído. No deben ser forzados a hacer trucos, pero todo iba regular, y fue tan emocionante estar libremente entre tantos gigantes que me dejé llevar a la siguiente etapa de la visita. Los elefantes harán un ‘show’. Nos mirábamos las caras sin decir palabra. Todos los “no” estaban ahi frente a nuestras caras. Los elefantes jugaron futbol, pintaron con pinceles, se pararon de manos. Horrible. Tristísimo!!! Además la gente (demasiada para lo que una vez más sugerían debían aceptar por día estos campamentos),  les daba plata y aplaudía emocionada, creo que sin darse cuenta realmente de lo absurdo y antinatural y casi cruel que era todo aquello. 



Pero faltaba todavía el paseo en las sillas. Fue de dos en dos. Nunca menos de 100 kilos sobre un sillón de madera amarrado fuertemente a la panza. El paseo atravesó un río y luego lentamente subimos una montaña, para después devolvernos nuevamente al río y al campamento. No menos de media hora. Los campamentos a los que se puede ir son lo que te subes al animal directamente sobre su espalda. Una sola persona a la vez!!!


Al final nos bajamos, resignados y conscientes totalmente de habernos equivocado de lugar. Todavía nos quedaba un d paseo a ninguna parte sobre unas carretas que con esfuerzo casi arrastraban unos pobres bueyes flaaacos, puestos ahi solo para hacer del “tour” un “Full day”… ya que terminamos regresando al mismo lugar donde nos montamos.


Luego hicimos el “rafting” en las barcas de bambú, que estuvo muy distraído. Un paseo tranquilo por el río Maetang.  El almuerzo en el orquidiario fue de segunda, y considero que poco acertado para viajeros que se alojan en un hotel como el nuestro y que sin duda hubiéramos preferido regresar al hotel y almorzar allí.



La moraleja de esta historia es que siempre hay que investigar y no dejarse llevar por consejos que son solo en interés del operador.

Maetaman nos costo alrededor de US$ 55 por persona, lo cual es menos costoso el resto.
Si realmente quieres tener una experiencia más natural y más ética intenta con estos campamentos en  Chiang Mai:
-Baan Chang
-Ching Dao Elephant Camp
-Elephant Nature Park
-Patara Elephant Farm (paseo a pelo -sin silla-)
-Thai elephant Conservation Centre (hazte “mahout” por un dia)


domingo, 13 de marzo de 2016

PATAGONIA INMENSA…PARTE 3

 

DE NUEVO EN EL LADO ARGENTINO, Y UNA VEZ MAS A CHILE


Estoy sentado en el rincón más sensible de tu mirada
Vicente Huidobro 
 

Nos despertamos temprano, los kilómetros no perdonan y nos faltaba mucho por recorrer.
Fuimos directo a la Cueva de las Manos tal como lo habíamos planeado. Son solo 50 kms de desvío desde la Ruta 40 y aunque el camino es de ripio, está bien pisado, así que llegamos sin contratiempos como a las 7:30 de la mañana. 


Por supuesto no había nadie a esa hora y las cuevas están abiertas sin restricción de entrada, así que dejamos volar la imaginación y viajamos en el tiempo unos 10000 años atrás. Fue un contacto directo y solitario con esas paredes tapizadas de pinturas rupestres representando manos, figuras geométricas, guanacos y escenas de cacería de colores rojos, ocres, blancos y negros. La manos fueron usadas como plantillas rociándoles pintura encima y así logrando el efecto de silueta.  Un poco más tarde llegó el guía que nos contó anécdotas y detalles históricos que enriquecieron todavía más nuestra visita.



Después bajamos al Rio Pinturas que le da el nombre al cañadón donde están las cuevas y exploramos el bosque como si fuéramos los primeros. 



De ahí seguimos nuestro camino hacia el siguiente destino: El Calafate. Muchísimo que recorrer todavía, unos 500 kilometros al sur. Fue un día largo y casi anocheciendo llegamos al pueblo que aloja a la gente que va a conocer al Glaciar Perito Moreno del que tanto había escuchado hablar.
El Calafate es una ciudad entregada al turismo. Su calle principal está llena de tiendas de recuerdos y souvenirs, agencias de viajes hoteles. Entre la cantidad de hoteles, posadas y cabañas disponibles, escogimos el Design Suites Calafate, un lujo para nuestras más recientes opciones. Nos resultó un oasis de comodidad. Piscina temperada, desayuno incluido y las habitaciones con vista al Lago Argentino, que esa noche reflejaba una espectacular luna llena.
Dormimos como reyes y, una vez más muy temprano ya estábamos en camino al plan máximo del día, el Parque Nacional Los Glaciares. Manejamos más de media hora hasta la entrada donde se paga una tarifa para extranjeros de AR$ 260 por persona y luego un rato más hasta el mirador. A esa hora de la mañana, éramos los únicos!! Toda esa inmensidad er nuestra. Cero clicks de cámaras, voces exclamando, solo el estruendo ocasional de los gigantescos pedazos de hielo que se desprendían y se desplomaban en el agua. a pesar de tener amigos que habían estado en este lugar antes que yo, nadie me había preparado para o que iba a ver. Cuesta describir la sensación sede pequeñez ante este coloso de la Naturaleza. Se te eriza la piel. Lloras de emoción. Te maravilla darte cuenta que el glaciar está vivo y en constante movimiento sobre el agua.







Por cosas de tiempo nosotros no hicimos el paseo en barco por el Glaciar, pero anoten ahi, la navegación y para los más osados pueden subir el glaciar y dar una caminata en botas con crampones.  Lo imagino como una experiencia inolvidable!


A El Calafate se llega en avión desde Buenos Aires. Cero excusas. Hay vuelos diarios de LAN y Aerolineas Argentinas. Hay que ir!!!
Y como si nuestro encuentro con el Glaciar perito Moreno, no fuera suficiente para el alma, seguimos camino una vez más a Chile. Tampoco queríamos pasar por alto las Torres del Paine, tantas veces leído, tan fotografiado y tan cerca; Para nosotros 250 kms es un paseo). Lo único mal calculado fue la cantidad de gasolina de nuestro tanque y la escasez de estaciones de servicio en la ruta. Veíamos lo que pasaba pero no encontrábamos solución. El GPS marcaba los pueblos y al llegar estaban abandonados. Cruzamos la frontera por el Paso Fronterizo Rio Don Guillermo. Una vez del lado chileno comenzamos a recorrer la infinita ruta. Hacía mucho frío ese día. Todos íbamos mudos dentro de la camioneta, así como para empujarla con la mente hasta el limite. Yo calculaba la distancia al siguiente pueblo en kilómetros de maratón y pensaba en mis amigas corredoras. Faltan 42, faltan 21 y así, sin perder la esperanza, llegamos a un caserío que tenía parado un camión cisterna. Nos habíamos salvado. Pocos después llegamos al pueblo puerta de acceso al Parque. Pagamos el costo de la entrada que para extranjero es alrededor de unos US$ 26 en temporada alta y como US$ 14 en baja. De ahí en adelante todo fue fiesta visual. Esos inmensos picos de granito moldeados por la fuerza del hielo te dejan perplejo. Estas realmente ante la Naturaleza en su estado más puro.
 








Puedes pasar varios días haciendo excursiones durante el día y luego pasar la noche en alguno de los refugios del parque o también alojarte en el hotel del grupo Explora, a todo lujo!!!!
Si te gusta más la serenidad puedes hacer un paseo en barco por el Lago Grey, disfrutando de un whisky con hielo glaciar.
A poco más de 100 kms al sur se encuentra Puerto Natales, una ciudad portuaria tranquila, casi desolada. A pesar de que me hubiera querido quedar en el Singular, un lugar que fue un frigorífico y luego remodelado a hotel de lujo, pasamos la noche en Martin Gusinde, un hotelito pequeño sin ínfulas, pero que sirvió su propósito: el descanso necesario después de un largo día. Esa noche comido en Sushi G. Lo recomiendo totalmente. Nos encantó, no esperábamos encontrar un sushi con talento en ese pueblo. Además hacen su propia cerveza. 




 

En la entrada de Puerto Natales, muy cerca del Hotel Singular, queda el desvío de la cueva del Milodón, una enorme pereza prehistorica que vivió allí miles de años atrás. La cueva en sí es muy interesante, al igual que la historia del animal y su descubrimiento.

Y una vez agarramos camino, todavía queda más sur…ahora si vamos directo al destino final, Ushuaia. Promete ser un día largo!