jueves, 9 de febrero de 2017

PARQUE NACIONAL ULURU KATA TJUTA Y EL LONGITUDE 131º



Qué te impulsa a darte un lujo? Un ataque de locura, una necesidad de probar algo mejor o será simplemente darte a ti mismo un merecido regalo? Bueno, cualquiera que sea tu estilo, LONGITUDE 131º llenaría tus expectativas.
No hace falta que haber leído sobre el Uluru antes de ir. Desde el avión cuando puedes verlo surgiendo del desierto rojo en la mitad del "outback" australiano, ya sabes que vas a estar en contacto con un lugar mágico y muy poderoso. Este monolito en el centro del país, junto al Casa de la Ópera en Sydney han sido la tarjeta de presentación de Australia por mucho tiempo. Claro que el primero le lleva unos cuantos miles de años de edad. Y también algunos metros más de estatura. Ayers Rock como es más comúnmente conocido el Uluru, fue descubierto en 1873 por William Gosse quien lo bautizó con el nombre del Primer Ministro británico de la época. Pero en realidad desde muy atrás los aborígenes Anangu han rendido culto a esta roca gigante con 9 kms de perímetro y unos 348 metros de altura (aunque por debajo esconde 2,5 kilómetros más) y la han considerado una montaña sagrada. Alrededor de ella hay una gran cantidad de cuentos y leyendas, casi todos trasmitidos verbalmente de generación en generación. 


Cuando estas cerca sientes una energía que no se repite con frecuencia en ninguna parte de la Tierra, y que mejor lugar para alojarte y disfrutar de este protagonista del parque nacional Uluru Kata Tjuta que en el Longitude 131º.
Está maravilla de "Lodge" tiene solo 15 carpas. Todas de un lujo total. Cada una de ellas con vista al Uluru desde la comodidad de una cama tamaño king size. El lugar queda a unos 6 kms del centro de Ayers Rock, que es el lugar donde se encuentran los resorts que alojan al resto de turismo que llega hasta allá. 


 



 

Cabe hacer la aclaratoria que los lujos se pagan y Longitude 131º cuesta. Para comenzar debes alojarte un mínimo de dos noches. Lo cual es totalmente lógico, porque un dia no alcanza para las actividades que ellos organizan. Nosotros, que no teníamos el presupuesto, nos quedamos solo una sola noche, y cuanto nos hizo falta al menos una más. Volamos en vuelo directo de Qantas desde Sydney y cuando llegamos al aeropuerto nos esperaba nuestro traslado privado al Lodge. Despues de casi media hora de camino desierto adentro, entramos a los predios de Longitude. A mi se me hizo un poco largo.  Fuimos recibidos por el personal del hotel quienes nos dieron una charla de lo que nos esperaba en las proximas 24 horas. Luego nos deleitaron con canapés y bebidas refrescantes.  La mezcla de lujo con aventura no tiene precio!!! O si, si tiene y muy caro, pero como lo vale. Luego nos esperaba un fantástico almuerzo a la carta acompañado de los mejores vinos australianos en la carpa principal del lodge para luego de un breve descanso salir a disfrutar del fabuloso atardecer frente al Uluru en un area reservada exclusivamente para nosotros y así, con una copa de la mejor  champaña ver los cambiantes colores de la montaña a medida que se hacía de noche. Sublime!!En la noche nos tenían preparada una cena gourmet bajo la luz de las estrellas donde además de comernos un suculento menú de cuatro platos, disfrutamos de unas danzas aborígenes y luego la "clase magistral" que nos dio una astrónomo sobre estrellas y constelaciones. Fue realmente un complemento maravilloso y ante todo muy didáctico.


Cuando regresamos a nuestra carpa no podíamos creer que tendríamos unas cuantas horas para disfrutarla. Como era de esperar la habitación estaba llena de amenities, además de batas y pantuflas, un minibar repleto, y un iPad con un selección de música que parecía creada para el momento y el lugar. La ducha estaba en la parte de atrás y al aire libre, en un clima que aún siendo "invierno" (agosto) estaba perfecto.  En todo caso llueve muy poco en la zona  y durante el día nunca hace frío.
La mañana siguiente nos fuimos en nuestro camión de traslado hasta los pies de la montaña con la suerte que ese día estaba permitida la subida hasta el tope. Eso ocurre al azar, no hay días determinados y me pareció que tampoco había privilegios especiales por venir de Longitude. Más parecía algo como si los espíritus que resguardan la montaña acceden de vez en cuando a que la gente se aventure a subir por sus faldas empinadas (...y después bajar). Lo manifiestan a través de la intensidad del viento que esa mañana estaba muy calmo y fue como una luz verde. Así que subimos y apreciamos la vista desde ahí. Además de eso, hun guía nos acompañó alrededor de la roca y nos enseñó pinturas aborigenes hechas sobre la piedra, además de explicarnos sobre la fauna y la flora del lugar acompañados de una que otra leyenda sobre este lugar sagrado, Acampar en el parque no está permitido. 


Luego regresamos un rato para aprovechar al máximo nuestro pequeña casa con techo de vela. El cuarto  estaba lleno de cuadros con historias y fotos de finales del S XIX y muchos detalles de algún aventurero de épocas pasadas que le daba un carácter distinto a cada carpa.
Realmente hubiera podido pasar varios días allí, quedó mucho pendiente.  Caminata por senderos, sobrevuelo en helicóptero, paseo en camello, visita a las montañas de enfrente llamadas The Olgas.
Pero esa misma tarde y cargados de energía y buenas vibras, tomamos el vuelo a Adelaide para continuar nuestro viaje por Australia.



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